En
el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes (v. 7).
Lectura:
Salmo 86:1-13
La
Biblia en un año: Marcos 12:28-44
La
señal internacional de socorro, Mayday, siempre se repite tres veces seguidas
para que se entienda claramente que la situación implica riesgo de vidas.
Frederick Stanley Mockford, oficial jefe de radiofonía del ya inactivo
Aeropuerto Croydon en Londres, creó esta palabra en 1923. Según el Museo
Nacional Marítimo, Mayday surge de la palabra francesa m’aidez (en español, se
pronuncia medé), que significa «ayúdenme».
Durante
toda su vida, el rey David enfrentó situaciones amenazadoras que parecían no
tener salida. Sin embargo, en el Salmo 86, leemos que, en sus horas más
oscuras, él confiaba en su Señor: «Escucha, oh Señor, mi oración, y está atento
a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me
respondes» (vv. 6-7).
David
también veía más allá del peligro inmediato, y le pedía a Dios que guiara sus
pasos: «Enséñame, oh Señor, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi
corazón para que tema tu nombre» (v. 11). Cuando pasara la crisis, quería
seguir caminando con Dios.
Nuestras
circunstancias más difíciles pueden convertirse en umbrales para una relación
más profunda con el Señor. Esto empieza cuando clamamos a Él para que nos ayude
en nuestras angustias y nos guíe en su camino cada día.
Señor,
ayúdame a seguir caminando contigo después de superar las crisis.
Dios
oye nuestro clamor por ayuda y nos guía en su camino.
Extranjeros
Así
que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios (v. 19).
Lectura:
Efesios 2:11-22
La
Biblia en un año: Marcos 12:1-27
Un
joven refugiado africano, llamado Esteban, es un hombre sin nación. Cree que
nació en Mozambique o en Zimbabue, pero nunca conoció a su padre, y su madre
murió. Sin identificación e incapaz de demostrar dónde había nacido, Esteban
entró en una estación de policía británica y pidió que lo arrestaran. La cárcel
le parecía mejor que vagar por las calles, sin derechos ni beneficios
ciudadanos.
Al
escribir su carta a los efesios, Pablo tenía en mente la grave situación de
vivir sin una patria. Sus lectores gentiles sabían lo que significaba vivir
como extranjeros y alienados (2:12). Solo cuando hallaron vida y esperanza en
Cristo (1:13), descubrieron lo que significaba pertenecer a la patria celestial
(Hebreos 11:14). Por las enseñanzas de Jesús, supieron que tenían un Padre que
los conocía y se interesaba por ellos (Mateo 6:31-33).
No
obstante, Pablo comprendía que, cuando se pierde de vista el pasado, podemos
olvidarnos de que, aunque la esperanza sea la nueva norma de vida, la antigua
realidad era la desesperación.
Que
nuestro Dios nos ayude a vivir seguros, sabiendo lo que tenemos al ser miembros
de su familia por la fe en Jesucristo y entendiendo los derechos y los
beneficios de poseer un hogar en Él.
Señor,
que no olvidemos hablarles de ti a los que aún están en la calle.
La
esperanza es lo más importante para aquellos que han vivido sin tenerla.
Nuestro
Pan Diario
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