Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Juan 10.20 - 30, clave 27 (NVI)
«¿QUÉ es lo más importante?». Esa fue la pregunta que pasó por mi mente mientras realizaba las diligencias en mi día libre. La respuesta fue repentinamente obvia: «¡Lo más importante es visitar a María!». Había tenido la intención de visitar a María, una hermana de la iglesia que había salido del hospital unas semanas antes. Cambié de dirección y me dirigí a su casa.
Esa tarde, María me habló de su amor por la lectura y cómo de niña tomaba el trolebús hacia la biblioteca del pueblo. Me pidió que le leyera algo en la próxima visita, y me ofrecí a leerle en el tiempo que me restaba esa tarde. El libro que leí nos cautivó a las dos, así que continué leyendo más allá del tiempo planificado. Le prometí venir todos los viernes para leerle.
Dos días más tarde, me entristeció saber que María había fallecido el día después de mi visita. Ya no habría más relatos sobre la niñez de María, ni más tardes de lectura juntas. Pero estoy agradecida a Dios por esa tarde. ¿Cuántas veces he sabido lo que es correcto y no he actuado? Debido a que le respondí a Dios, mi día tomó un giro inesperado, uno que me ayudó a recordar qué es lo más importante: escuchar a Dios.
Sa. Laurie Juliana (Virginia, EUA)
Oración:
Amado Señor, ayúdanos a escuchar tu voz y a responder. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Si pedimos y escuchamos, Dios nos guía hacia lo más importante.
OREMOS:
Por personas limitadas a sus casas.
Tomado de http://www.upperroom.org/elaposentoalto/
«¿QUÉ es lo más importante?». Esa fue la pregunta que pasó por mi mente mientras realizaba las diligencias en mi día libre. La respuesta fue repentinamente obvia: «¡Lo más importante es visitar a María!». Había tenido la intención de visitar a María, una hermana de la iglesia que había salido del hospital unas semanas antes. Cambié de dirección y me dirigí a su casa.
Esa tarde, María me habló de su amor por la lectura y cómo de niña tomaba el trolebús hacia la biblioteca del pueblo. Me pidió que le leyera algo en la próxima visita, y me ofrecí a leerle en el tiempo que me restaba esa tarde. El libro que leí nos cautivó a las dos, así que continué leyendo más allá del tiempo planificado. Le prometí venir todos los viernes para leerle.
Dos días más tarde, me entristeció saber que María había fallecido el día después de mi visita. Ya no habría más relatos sobre la niñez de María, ni más tardes de lectura juntas. Pero estoy agradecida a Dios por esa tarde. ¿Cuántas veces he sabido lo que es correcto y no he actuado? Debido a que le respondí a Dios, mi día tomó un giro inesperado, uno que me ayudó a recordar qué es lo más importante: escuchar a Dios.
Sa. Laurie Juliana (Virginia, EUA)
Oración:
Amado Señor, ayúdanos a escuchar tu voz y a responder. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Si pedimos y escuchamos, Dios nos guía hacia lo más importante.
OREMOS:
Por personas limitadas a sus casas.
Tomado de http://www.upperroom.org/elaposentoalto/
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