Por. Alejandra Stamateas, Argentina.
Zacarías 9: "Vuelvan a su fortaleza, cautivos de la esperanza, pues hoy mismo les hago saber que les devolveré el doble".
A veces cuando pasás por un problema o una situación difícil parece que la fe está por debajo, que el problema supera tu fe, que el problema supera todo lo que aprendiste acerca de Dios. Parece que todo lo que te enseñaron de Dios, todo lo que te enseñaron acerca de la fe no te sirve para nada en medio del problema. Cada vez que pasamos por un problema se instala dentro nuestro una lucha, una batalla por un territorio. Ese territorioes el lugar donde te vas a quedar a vivir; cada vez que hay un problema vos tenés que tomar una determinación: en qué lugar te vas a quedar a vivir. El enemigo trae un problema a tu vida y lo que quiere es que te quedes a vivir ahí, que instales tu carpa en el territorio de la desesperanza; y Dios quiere arraigarte en el territorio de la esperanza, donde todo se puede. Esa lucha se instala dentro de tu mente; la lucha no es afuera; cuando hay un problema la lucha es interna.
Hay dos batallas que vamos a pelear en medio de los problemas:
1) La batalla entre sobrevivir o progresar
¿Qué es sobrevivir a un problema? Es decir: "y buen, tengo que pasar este problema, ya vendrán días mejores, ya pasará; y bueh, qué se le va a hacer, tengo que pagar por mi error; voy a tener que pagar mi culpa por esto que hice; ahora no voy a confiar en nadie más; ya pasará el momento malo, trataré de pasarlo lo mejor que pueda". Eso es sobrevivir al problema, saber que hay un problema pero me la tengo que aguantar. Personas que tienen mentalidad de sobrevivientes, mujeres que achican su mundo y dicen: "tal vez tengo que perder mi casa por esta metida de pata; tal vez tenga que perder mi familia; tal vez tenga que perder dinero; tal vez tenga que perder la confianza, no voy a creer en nadie más". En vez de crecer, sobreviven a su problema; achican su mundo, creen que han ganado pero en realidad no han ganado una batalla.
Mente de sobreviviente, ¡fuera de mi vida!
¿Se acuerdan del momento en que entraste a la sala de partos? Parecía que ya no dabas más; y el médico te dice en ese momento: "¡puje, puje!". No te dice: "quedate tranquila, no hagas ningún esfuerzo, ya va a nacer..." ¡No! Vos gritabas y él te decía: "¡vamos señora, puje, puje!", porque esa mujer no se tiene que quedar en el dolor. En el momento de mayor dolor tiene que hacer fuerza para ver lo que ella está esperando. En el momento de tu mayor dolor es cuanto más fuerza espiritual tenés que hacer. Porque cuando viene más presión más cerca está la victoria; por eso hay que pujar en fe, hay que ser fuerte, hay que usar fuerza de fe en el momento del problema.
Vos no sos una sobreviviente; vos pujaste, vos obtuviste lo que querías pujando, haciendo fuerza. Tu mayor presión va a venir justo en el momento en el que estás a punto de dar a luz tu gran sueño. Por eso hoy tenés tanta presión; por eso ese problema te presiona tanto; por eso hay tanta angustia; por eso parece que perdés la fe; por eso en ese momento tenés que hacer tu mayor esfuerzo de fe. Creé con más fuerza porque dentro de poco vas a dar a luz a tu mayor sueño. En ese momento del problema, en ese momento de la dificultad, en lugar de decir: "y bueno, tengo que aguantar, tengo que soportar" vas a decir: "no me voy a detener, voy a hacer mi mayor esfuerzo de fe porque yo no llegué hasta acá, no hice todo el esfuerzo que hice para quedarme atrás; yo no hice todo este esfuerzo para tener mi casa y perderla ahora; yo no hice todo el esfuerzo para tener mi familia y que se destruya ahora; yo no hice todo este esfuerzo para tener a mis hijos y que se los lleve el enemigo. Si llegué hasta acá, hice un gran esfuerzo, voy a terminar con fuerza, voy a terminar pujando hasta dar a luz mi sueño, lo que yo quiero y lo que Dios quiere".
Mujer, te costó mucho llegar hasta acá; sufriste mucho como para sentirte derrotada ahora; trabajaste mucho como para darte por vencida; hiciste mucho esfuerzo para conseguir lo que tenés como para decir "ahora abandono". Tenés que hacer tu mayor esfuerzo de fe. Uno no tiene que desanimarse en el momento del problema; uno tiene que decir: "he trabajado para estar en este lugar, por lo tanto no voy a volver atrás, voy a hacer mi mayor esfuerzo". En ese momento de mayor presión uno tiene que acordase de todo el esfuerzo que hizo para tener ese matrimonio, para criar sus hijos, todo el esfuerzo que hiciste para tener ese negocio, todo el esfuerzo que hiciste para llegar a ser líder. Ahora vas a repetirte: "no voy a volver atrás porque estoy a punto de dar a luz mi mayor sueño". Tu cansancio te quiere hacer decir: "me estanco, no me arriesgo más; este problema me va a terminar matando; me dejo robar las cosas..."
¿Sabés cuándo el enemigo más ataca? Cuando sabe que perdió a esa persona, que perdió ese territorio. Cuando el enemigo sabe que ese territorio ya no puede tocarlo ahí el enemigo hace más presión y te ataca más fuerte, porque estás a punto de conquistar el gran sueño que hay en tu corazón. Dice la Biblia en Hebreos 10:35 que si sabés mantener tu fe, tu confianza, te espera la recompensa. Vas a tener recompensa cuando tengas tu fe firme. De la fe nadie me mueve. En el momento de mayor dolor, en el momento de la prueba, vos sabés mantener tu fe, vos vas a recibir recompensa sí o sí de parte del cielo.
¿Cómo es la mentalidad de progreso?
La mentalidad de progreso es llegar a un nivel superior. Yo estoy pasando por este problema y no voy a tener mentalidad de supervivencia, no puedo seguir igual después de este problema; porque si yo estoy pasando por todo esto, por todo este sufrimiento, por todo este dolor, tengo que subir a un nuevo nivel. Tenés que tener mentalidad de progreso, mentalidad de multiplicación. Es lo que tenía Jesús: cuando estaba con los discípulos y había una multitud Él les preguntó: "¿cómo les vamos a dar de comer?", y los discípulos -que tenían mentalidad de supervivencia- dijeron: "Señor, hasta acá llegamos; que se vayan a su casa, porque no tenemos para darle de comer a todo el mundo". Pero Jesús tenía mentalidad de progreso, no de mantenimiento; y con un milagro alimentó a todos.
¿Qué mentalidad tenés vos? ¿De mantenimiento o de progreso? ¿Cómo estás mirando tus problemas? Cuando Dios viene a la vida de una persona no es para que sobreviva, es para que tenga mentalidad de multiplicación. Yo sé que Dios te multiplicará. Dios va a multiplicar tu salud; Dios va a multiplicar tu alegría; Dios va a multiplicar tus finanzas; Dios va a multiplicar tu fe; Dios va a multiplicar tu casa; Dios va a multiplicar s tu pareja; Dios va a multiplicar a tus hijos;
Dios te va a dar más. Porque la mujer que tiene mente de progreso, tiene mente de multiplicación.
Lo que viene después de la prueba es un nivel superior
La Palabra de Dios dice que aún en medio del desierto Dios nos multiplicará. Si estás pasando por un desierto, el Señor está encargándose de multiplicar y de enriquecer toda tu vida, aún cuando no veas nada. Dios te va a hacer próspera en el momento del desierto. El problema no viene para que aguantes; el problema viene para que avances. Esa es la primer batalla: ser una sobreviviente, vivir en la tierra de la desesperanza; o vivir en la tierra de la esperanza, donde hay progreso, donde hay multiplicación, donde crezco en medio del problema. Y después cuando miro atrás digo: "gracias Señor, porque he madurado, he crecido; si no hubiese pasado por eso hoy no estaría en el lugar donde estoy". A mayor sufrimiento mayor crecimiento. Dios te está tomando una prueba porque ahora vas a pasar a un nuevo nivel.
2) La batalla entre el miedo o la fe
La seguda batalla es miedo vs. fe. ¿No te pasó que cuando viene un problema se activan todos tus miedos más guardados? Empezás a imaginar cosas, a pensar todo lo negativo; te salió un lunar y decís: "mi mamá lo tenía en el mismo lugar y le detectaron un cáncer y yo voy a tener cáncer"; un mes no te pagaron lo suficiente y ya te ves empobrecida y sin trabajo. Porque los problemas lo que hacen justamente es activar todos tus miedos. Hay mujeres que dicen: "yo no tengo fe", eso es una mentira. Cuando vos contás todos tus problemas y tus miedos me estás demostrando que sos una mujer de fe; el problema es que tu fe está mal dirigida, porque el miedo te pide que creas en algo que no ves; el miedo te dice: "ese lunar que tenés es un posible cáncer", "ese problema que tenés en el estomago es el mismo problema que tuvo tu mamá y la tuvieron que operar, y a los dos meses murió". El miedo te hace creer en algo que no ves.
Cuando vos hablás todo en negativo y pasás toda la noche pensando en cosas negativas -"mis hijos van a dejar la escuela y se van a drogar"; "mi esposo se va a ir con la vecina"; "voy a tener que vender la casa"; "me voy a quedar sola"- eso es tener fe en lo negativo. ¿Y qué es la fe? Creer lo que no se ve; o sea que el miedo te hace tener fe al revés, porque estás poniendo toda tu fe en creer lo malo. ¿Qué tenés que hacer? Retroceder y usar toda esa fe a favor, porque sos una mujer de fe en todo lo bueno que te va a pasar. Cuando decís que no tenés fe es mentira; tenés mucha fe pero para lo negativo; sos una mujer de tremenda fe. Por eso cuando yo veo una mujer que cuenta muchos problemas, sé que con esa mujer Dios está trabajando, porque Dios dice: "esta mujer está llena de fe, pero la dirigió mal; ahora la vamos a mandar para el otro lado". ¡Todas tenemos fe! Toda tu fe tiene que dirigirse hacia lo bueno de Dios, hacia las promesas de Dios, porque sino va a estar dirigida hacia lo negativo.
Imaginate que en vez de usarla en contra tuyo la usaras en tu beneficio. Que nadie te diga que no tenés fe; el problema es que la dirigís mal. Usa toda tu fe a tu favor. No dirijas tu fe hacia tus miedos que quieren que creas algo que todavía no ocurrió... "te vas a morir de cáncer", "te vas a tener que ir de la casa", "tus hijos se van a drogar"; estás teniendo fe en algo que no ves. Y la fe es la convicción de lo que no se ve, es lo mismo; o sea vos podés tener fe en lo negativo o podés tener fe en las promesas de Dios, que se cumplen sí o sí, por eso tenés que dirigir tu fe.
Tengo que re-direccionar mi fe; si tu fe iba para un lado ahora tiene que ir para el otro. ¿Dónde apunta tu fe? ¿Estás usando toda la fe que Dios te dio, que tenés dentro tuyo, para pensar más en esa situación? ¿Qué estás pensando de ese problema? ¿Cómo vas a terminar esa situación? Toda esa fe bendita que está acumulada dentro tuyo, ¿para dónde la estas dirigiendo? Tenés que decidir de una vez por todas con quién estás, en qué tierra estás viviendo; si en la tierra de la desesperanza o en la tierra de la esperanza, donde Dios quiere arraigarte. Por eso tenés que re-direccionar tu fe.
¿Cuántas se mantuvieron despiertas toda una noche pensando en algo negativo que podría pasar? "A ver si mi hijo se enoja; llegó tarde, debe estar en malas compañías"; "a ver si mi marido está con otra mujer, seguro que me va a ser infiel, porque a mis padres les pasó, entonces por herencia me va a pasar a mí", y te la pasaste toda la noche alimentando tu miedo, usando tu fe -que es algo tan valioso y grandioso- para el lado opuesto, para el lado negativo. Por eso tenés que hacer un cambio de lugar.
La falta de fe o el miedo se contagian. Leí en un libro que un grupo de compañeros de trabajo hicieron un experimento con uno de sus compañeros; cuando llegó ese compañero -que era el más feliz de todos, iba con buena onda al trabajo- saludó a todos diciendo "qué lindo día hoy"; y uno de ellos empieza: "ché qué mala cara que tenés, ¿tenés fiebre?", "no" le dice él, "al contrario, estoy muy bien", "ah, me pareció". Va a saludar a otro compañero y le dice: "estás un poco pálido, te veo mal ¿te sentís bien, no tenés fiebre?", "no estoy bien". Va el otro compañero y le dice: "te veo mal, con ojeras; ¿dormiste mal?". Y ya empieza a dudar... "los tres me ven mal" y piensa, "sí, la verdad que muy bien no me estoy sintiendo". Va el otro compañero y le dice: "uy, pero estás transpirando", "es verdad" dice él "ya me parecía esta mañana cuando me levanté que no era un buen día" ...¡y terminó pidiendo el día y un médico a su casa porque se sentía mal! Porque el miedo se contagia; si vos te levantás a la mañana y tenés noticias buenas vas a contagiar fe y alegría; pero si ves todo el día noticias malas vas a contagiarte de lo malo. Por eso tenés que activar tu fe para lo bueno de Dios. Tenés que saber con quién juntarte. Tengo tanta fe que la estoy dirigiendo para el lugar correcto.
Al enemigo le encanta trabajar horas extras en tu cabeza. Le encanta que tengas todo el día puesto el programa "Mi familia destruida", "Mis hijos adictos", "Mis hijos peleados", "Todo es pobreza y miseria". Tenés que cambiar de canal y decir: "yo voy a mantener mi fe en medio de los problemas, porque Dios me ha prometido que aún en medio del desierto voy a prosperar". Quiero darte una buena noticia: para sus hijos, Dios solamente tiene preparados momentos de multiplicación; Dios quiere darte más aún en medio de ese problema. Tenés que ser una mujer de fe bien dirigida, no solamente una mujer de fe; porque si vos dirigís bien tu fe todo se va a dar vuelta a tu favor. Si vos en lugar de decir "este lunar que tengo debe ser un cáncer porque mi mamá murió de lo mismo", ahí vos estás teniendo fe en lo negativo; pero si vos decís: "bueno, este lunar que tengo es una marca que me hizo el Señor en mi cuerpo e indica que soy una elegida del rey", vos tenés que hablar; tu mundo tiene que estar a tu favor y no en tu contra.
Existe una teoría que han estudiado los psicólogos que es la teoría de la esperanza, que dice que centrarse en soluciones mejora nuestra capacidad para alcanzar metas. Cuando vos no te centrás en el conflicto, sino en la solución del problema, te es mucho más fácil y rápido alcanzar tu meta.
Zacarías 9:12 lo llama prisionera de la esperanza. Tu única visión debe ser la esperanza en Dios, nada más te tiene que atar en tu vida. Saber que estás pasando por ese problema pero no vas a sobrevivir al problema sino que vas a salir multiplicada. Hoy no ves nada pero Dios te prometió que en medio del desierto Él te va a prosperar. Tu vida tiene que ser sin ligaduras, pero sí tenés que atarte a la esperanza. Con Dios siempre las cosas terminan bien. Cuando alguien te diga: "¿vos te creés que vas a aguantar, que vas a salir adelante?" le vas a decir: "lo sé"; "¿vos creés que tus hijos se van a convertir al Señor?" no vas a decir "lo creo" vas a decir: "¡lo sé!"; "¿vos creés que vas a salir de esa deuda económica, que vas a mejorar de esa enfermedad"?, le vas a responder "lo sé"; "¿creés que vas a crecer espiritualmente, creés que tu matrimonio va a mejorar?", "¡lo sé!" Porque sos una prisionera de la esperanza, y sabés que cuando Dios promete, cumple; y sabés que si sos hija de Dios, Dios tiene bendiciones preparadas para tu vida hasta que sobre y abunde. Querida mujer solo quiero decirte que te mudes a la tierra de la esperanza. ¿Cómo es la tierra de la esperanza? Es el lugar donde se libera el favor de Dios; cuando vos decidís mantener tu fe, cuando vos decidís: "a mí no me importa lo que estoy pasando; yo creo en mi Dios y sé que todo va a resultar a mi favor" vos te estás manteniendo en la tierra de la esperanza. Y en un momento determinado se suelta el favor de Dios.
Eso le pasó a Rut. Ella estaba en una tierra que no conocía, estaba trabajando; iba detrás de los que cosechaban y tomaba un poco del trigo que quedaba en el suelo, porque ella vivía con mentalidad de supervivencia. Llegaba a su casa y le decía a Noemí: "por lo menos tenemos para hoy"; eso es mentalidad de supervivencia; "por lo menos zafé", "por lo menos tengo para viajar", "por lo menos me dieron dos monedas", "estoy tirando esta semana". Pero como ella se metió en la tierra de la esperanza y le dijo a Noemí: "yo voy a seguir al Dios tuyo porque sé que en ese Dios hay algo"; y en esa misma tierra se soltó el favor de Dios. De pronto alguien dijo: "no recojan más moneditas; yo quiero que les den mucho trigo". Hay mucho trigo para tu vida, y se va a soltar mientras vas caminando. Y de un día para el otro lo que no venía va a venir en abundancia; vas a tener mentalidad de progreso, cada día más, cada día más, y nunca se va a acabar, porque Dios soltó favor sobre tu vida.
Noemí hizo lo que tenía que hacer y de pronto empezaron a aparecer puñados de trigo, se le aparecían puñados de trigo en medio del camino; ella caminaba y se le aparecían grandes puñados de trigo. Y cuando Noemí le dijo: "¿cómo lograste eso?, porque hasta ahora venías con un poco y ahora venís con más". Sí, hasta ahora traías migajas; cuando tus hijos te pregunten: "¿cómo es que cambiaste, cómo es que te hiciste tan independiente?, ¿cómo es que cambiaste tanto?, ¿cómo es que ahora te gusta vivir?", "¿cómo es que estás tan linda?", les vas a decir: "no sé; es el favor de Dios"; porque te mantuviste firme en medio de los problemas. Yo sé que hay mujeres que están pasando por problemas difíciles, muy duros; leo las cartas, los correos; pasan por cinco o siete problemas a la vez, que se van uniendo unos con otros; pero sin embargo permanecen firmes. Son mujeres que mantienen su fe, y la mujer que mantiene su fe tiene recompensa. La recompensa está muy cerquita; yo sé lo que es pasar por problemas y salir en victoria. Pertenecer al Reino de Dios tiene sus privilegios; vos no podés terminar como cualquier otra persona, vos vas a terminar todos tus problemas en victoria, porque pertenecer al Reino tiene sus privilegios.
En la tierra de la esperanza no se utilizan palabras para describir el problema por el que estás pasando; ¿a cuántos ya le describiste tu problema? Porque ahí estás usando la fe negativamente; cuando lo describís: "porque me peleé porque mis hijos; porque para las fiestas..." todo un circo, toda una historia; y usás palabras para maldecirte. En la tierra de la esperanza las palabras se usan para cambiar las situaciones, no se usan para describirlas, se usan para cambiarlas. En el Salmo 91:2 dice David: "yo digo al Señor: tú eres mi refugio"; y más adelante Dios dice: "como dijo eso, yo lo librare y lo protegeré". Hay una conexión directa entre lo que yo digo y lo que Dios hace; tenemos que saber usar esa conexión entre lo que digo y lo que Dios hace; porque dice la Palabra que todas vamos a comer del fruto de nuestros labios: lo que hables arma tu mundo. ¿Qué estás hablando en medio de ese problema? ¿Estás describiendo el problema o estás hablando las soluciones? ¿Qué es lo que hablás? ¿Qué es lo que tus hijos te escuchan hablar? ¿Cuáles son las palabras que usás todos los días? ¿Para dónde estas usando toda la fe que tenés?, ¿en contra tuyo o a favor tuyo? Porque vas a comer del fruto de tu boca. Si vos traés a tu mundo desgracia con tu boca, lo que vas a experimentar es desgracia; si vos traés enfermedad a tu mundo, lo que va a venir a tu mundo es enfermedad; pero si vos te atrevés a traer a Dios a tu mundo, todo en tu mundo va a ser transformado por Dios. Aquella que quiera un milagro va a recibir un milagro; aquella que anhela la bendición va a recibir la bendición, porque vas a comer a partir de hoy del fruto de tus labios.
Eso que hoy te desanima es lo que te va a ascender a un nuevo nivel en tu vida. Esa lucha que hoy tenés, que estás mal, que te hace sentir en el suelo, que te hace creer que no tenés fe, eso es lo que te va a ayudar a ascender a un nuevo nivel. Tenés que confiar en Dios, tenés que ser una mujer inamovible en la confianza en Dios. A Dios, ¿le va bien o le va mal?, ¿vos creés que Dios se hace problema como nos hacemos nostras? ¡Él tiene el control! ¿Vos creés que Dios se hace las preguntas que nos hacemos nostras?, ¿creés que Dios ve negativamente tu vida como la vemos nostras? A Dios le va bien. Quiero darte una buena noticia: si a Dios le va bien a vos también te va a ir bien, porque si a Él le va bien a sus hijas también nos va bien. Te tiene que ir bien; vos vas a salir en victoria de ese problema, yo sé lo que te estoy diciendo. Dios no te va a fallar; Dios va a responder todos los deseos de tu corazón, aún aquellos que no te atreviste a orar, Dios te los va a responder. Dios te va a dar los mejores días de tu vida; solamente mantené firme tu fe, porque Dios está haciendo algo en estos días sobre tu vida, algo que pronto vas a dar a luz. Hoy hay dolores de parto porque dentro de poco va a nacer tu gran victoria; hoy estás sufriendo pero mañana vas a reír con un corazón lleno de agradecimiento, porque habrás pasado a un nuevo nivel en tu vida. Dios es bueno, es fortaleza en el día de la angustia, yo hablo y él responde; yo digo y él provee.
¿Cuánta fe usaste en una dirección equivocada? Quiero que cambies de dirección, que la fe es la misma pero está mal usada, y ahora la tenés que usar a tu favor con tu boca. Cuando íbamos al médico de chicos nos decía: "sacá la lengua"; parecía que ahí estaba todo, te podía descubrir todo. Dios hace lo mismo: "sacá la lengua"; Dios ve tu fe en tu boca, en tu lengua. Y cuesta; porque cuando vos te acostumbrás a ver negativamente se te activan los miedos internos, cuesta ver las cosas de otra manera, cuesta hablar de otra manera. Por eso tenés que levantarte cada mañana y ver dónde estás usando tu fe; "hoy va a llover, uh qué día feo; hoy me van a bajar el sueldo, me van a echar del trabajo" ahí tenés que parar y decir: "qué fe que tengo; estoy llena de fe", y agarrar esa fe y ponerla en el lugar correcto: "Señor, vos me vas a aumentar el sueldo; me van a ofrecer un trabajo mejor; va a salir un sol resplandeciente y la lluvia va a dar agua para todos los campos; hoy va a ser mi día bendecido porque me mantengo firme en la fe; soy prisionera de la esperanza".
Pasarás por ese problema y saldrás a un nuevo nivel de victoria. El día de tu recompensa está llegando. Si mantenés esta palabra de fe todo el tiempo, mientras transites los momentos de dificultad, Dios no te va a fallar. Pertenecer tiene sus privilegios; a vos te va a ir bien. Si un día decidiste aferrarte a Dios y no te movés de la tierra de la esperanza, sos prisionera de la esperanza, Dios te va a dar la victoria en todo lo que hagas. Quiero decirte que el 2010 va a ser un año de tanta alegría, te vas a reír como hace mucho no te reías; te vas a reír de todo, porque vas a ver cambiada tu visión, te vas a dar cuenta que hay un tesoro de fe dentro tuyo, pero lo vas a dirigir en la dirección correcta y vas a comer del fruto de tu boca, que siempre va a ser victoria.
Zacarías 9: "Vuelvan a su fortaleza, cautivos de la esperanza, pues hoy mismo les hago saber que les devolveré el doble".
A veces cuando pasás por un problema o una situación difícil parece que la fe está por debajo, que el problema supera tu fe, que el problema supera todo lo que aprendiste acerca de Dios. Parece que todo lo que te enseñaron de Dios, todo lo que te enseñaron acerca de la fe no te sirve para nada en medio del problema. Cada vez que pasamos por un problema se instala dentro nuestro una lucha, una batalla por un territorio. Ese territorioes el lugar donde te vas a quedar a vivir; cada vez que hay un problema vos tenés que tomar una determinación: en qué lugar te vas a quedar a vivir. El enemigo trae un problema a tu vida y lo que quiere es que te quedes a vivir ahí, que instales tu carpa en el territorio de la desesperanza; y Dios quiere arraigarte en el territorio de la esperanza, donde todo se puede. Esa lucha se instala dentro de tu mente; la lucha no es afuera; cuando hay un problema la lucha es interna.
Hay dos batallas que vamos a pelear en medio de los problemas:
1) La batalla entre sobrevivir o progresar
¿Qué es sobrevivir a un problema? Es decir: "y buen, tengo que pasar este problema, ya vendrán días mejores, ya pasará; y bueh, qué se le va a hacer, tengo que pagar por mi error; voy a tener que pagar mi culpa por esto que hice; ahora no voy a confiar en nadie más; ya pasará el momento malo, trataré de pasarlo lo mejor que pueda". Eso es sobrevivir al problema, saber que hay un problema pero me la tengo que aguantar. Personas que tienen mentalidad de sobrevivientes, mujeres que achican su mundo y dicen: "tal vez tengo que perder mi casa por esta metida de pata; tal vez tenga que perder mi familia; tal vez tenga que perder dinero; tal vez tenga que perder la confianza, no voy a creer en nadie más". En vez de crecer, sobreviven a su problema; achican su mundo, creen que han ganado pero en realidad no han ganado una batalla.
Mente de sobreviviente, ¡fuera de mi vida!
¿Se acuerdan del momento en que entraste a la sala de partos? Parecía que ya no dabas más; y el médico te dice en ese momento: "¡puje, puje!". No te dice: "quedate tranquila, no hagas ningún esfuerzo, ya va a nacer..." ¡No! Vos gritabas y él te decía: "¡vamos señora, puje, puje!", porque esa mujer no se tiene que quedar en el dolor. En el momento de mayor dolor tiene que hacer fuerza para ver lo que ella está esperando. En el momento de tu mayor dolor es cuanto más fuerza espiritual tenés que hacer. Porque cuando viene más presión más cerca está la victoria; por eso hay que pujar en fe, hay que ser fuerte, hay que usar fuerza de fe en el momento del problema.
Vos no sos una sobreviviente; vos pujaste, vos obtuviste lo que querías pujando, haciendo fuerza. Tu mayor presión va a venir justo en el momento en el que estás a punto de dar a luz tu gran sueño. Por eso hoy tenés tanta presión; por eso ese problema te presiona tanto; por eso hay tanta angustia; por eso parece que perdés la fe; por eso en ese momento tenés que hacer tu mayor esfuerzo de fe. Creé con más fuerza porque dentro de poco vas a dar a luz a tu mayor sueño. En ese momento del problema, en ese momento de la dificultad, en lugar de decir: "y bueno, tengo que aguantar, tengo que soportar" vas a decir: "no me voy a detener, voy a hacer mi mayor esfuerzo de fe porque yo no llegué hasta acá, no hice todo el esfuerzo que hice para quedarme atrás; yo no hice todo este esfuerzo para tener mi casa y perderla ahora; yo no hice todo el esfuerzo para tener mi familia y que se destruya ahora; yo no hice todo este esfuerzo para tener a mis hijos y que se los lleve el enemigo. Si llegué hasta acá, hice un gran esfuerzo, voy a terminar con fuerza, voy a terminar pujando hasta dar a luz mi sueño, lo que yo quiero y lo que Dios quiere".
Mujer, te costó mucho llegar hasta acá; sufriste mucho como para sentirte derrotada ahora; trabajaste mucho como para darte por vencida; hiciste mucho esfuerzo para conseguir lo que tenés como para decir "ahora abandono". Tenés que hacer tu mayor esfuerzo de fe. Uno no tiene que desanimarse en el momento del problema; uno tiene que decir: "he trabajado para estar en este lugar, por lo tanto no voy a volver atrás, voy a hacer mi mayor esfuerzo". En ese momento de mayor presión uno tiene que acordase de todo el esfuerzo que hizo para tener ese matrimonio, para criar sus hijos, todo el esfuerzo que hiciste para tener ese negocio, todo el esfuerzo que hiciste para llegar a ser líder. Ahora vas a repetirte: "no voy a volver atrás porque estoy a punto de dar a luz mi mayor sueño". Tu cansancio te quiere hacer decir: "me estanco, no me arriesgo más; este problema me va a terminar matando; me dejo robar las cosas..."
¿Sabés cuándo el enemigo más ataca? Cuando sabe que perdió a esa persona, que perdió ese territorio. Cuando el enemigo sabe que ese territorio ya no puede tocarlo ahí el enemigo hace más presión y te ataca más fuerte, porque estás a punto de conquistar el gran sueño que hay en tu corazón. Dice la Biblia en Hebreos 10:35 que si sabés mantener tu fe, tu confianza, te espera la recompensa. Vas a tener recompensa cuando tengas tu fe firme. De la fe nadie me mueve. En el momento de mayor dolor, en el momento de la prueba, vos sabés mantener tu fe, vos vas a recibir recompensa sí o sí de parte del cielo.
¿Cómo es la mentalidad de progreso?
La mentalidad de progreso es llegar a un nivel superior. Yo estoy pasando por este problema y no voy a tener mentalidad de supervivencia, no puedo seguir igual después de este problema; porque si yo estoy pasando por todo esto, por todo este sufrimiento, por todo este dolor, tengo que subir a un nuevo nivel. Tenés que tener mentalidad de progreso, mentalidad de multiplicación. Es lo que tenía Jesús: cuando estaba con los discípulos y había una multitud Él les preguntó: "¿cómo les vamos a dar de comer?", y los discípulos -que tenían mentalidad de supervivencia- dijeron: "Señor, hasta acá llegamos; que se vayan a su casa, porque no tenemos para darle de comer a todo el mundo". Pero Jesús tenía mentalidad de progreso, no de mantenimiento; y con un milagro alimentó a todos.
¿Qué mentalidad tenés vos? ¿De mantenimiento o de progreso? ¿Cómo estás mirando tus problemas? Cuando Dios viene a la vida de una persona no es para que sobreviva, es para que tenga mentalidad de multiplicación. Yo sé que Dios te multiplicará. Dios va a multiplicar tu salud; Dios va a multiplicar tu alegría; Dios va a multiplicar tus finanzas; Dios va a multiplicar tu fe; Dios va a multiplicar tu casa; Dios va a multiplicar s tu pareja; Dios va a multiplicar a tus hijos;
Dios te va a dar más. Porque la mujer que tiene mente de progreso, tiene mente de multiplicación.
Lo que viene después de la prueba es un nivel superior
La Palabra de Dios dice que aún en medio del desierto Dios nos multiplicará. Si estás pasando por un desierto, el Señor está encargándose de multiplicar y de enriquecer toda tu vida, aún cuando no veas nada. Dios te va a hacer próspera en el momento del desierto. El problema no viene para que aguantes; el problema viene para que avances. Esa es la primer batalla: ser una sobreviviente, vivir en la tierra de la desesperanza; o vivir en la tierra de la esperanza, donde hay progreso, donde hay multiplicación, donde crezco en medio del problema. Y después cuando miro atrás digo: "gracias Señor, porque he madurado, he crecido; si no hubiese pasado por eso hoy no estaría en el lugar donde estoy". A mayor sufrimiento mayor crecimiento. Dios te está tomando una prueba porque ahora vas a pasar a un nuevo nivel.
2) La batalla entre el miedo o la fe
La seguda batalla es miedo vs. fe. ¿No te pasó que cuando viene un problema se activan todos tus miedos más guardados? Empezás a imaginar cosas, a pensar todo lo negativo; te salió un lunar y decís: "mi mamá lo tenía en el mismo lugar y le detectaron un cáncer y yo voy a tener cáncer"; un mes no te pagaron lo suficiente y ya te ves empobrecida y sin trabajo. Porque los problemas lo que hacen justamente es activar todos tus miedos. Hay mujeres que dicen: "yo no tengo fe", eso es una mentira. Cuando vos contás todos tus problemas y tus miedos me estás demostrando que sos una mujer de fe; el problema es que tu fe está mal dirigida, porque el miedo te pide que creas en algo que no ves; el miedo te dice: "ese lunar que tenés es un posible cáncer", "ese problema que tenés en el estomago es el mismo problema que tuvo tu mamá y la tuvieron que operar, y a los dos meses murió". El miedo te hace creer en algo que no ves.
Cuando vos hablás todo en negativo y pasás toda la noche pensando en cosas negativas -"mis hijos van a dejar la escuela y se van a drogar"; "mi esposo se va a ir con la vecina"; "voy a tener que vender la casa"; "me voy a quedar sola"- eso es tener fe en lo negativo. ¿Y qué es la fe? Creer lo que no se ve; o sea que el miedo te hace tener fe al revés, porque estás poniendo toda tu fe en creer lo malo. ¿Qué tenés que hacer? Retroceder y usar toda esa fe a favor, porque sos una mujer de fe en todo lo bueno que te va a pasar. Cuando decís que no tenés fe es mentira; tenés mucha fe pero para lo negativo; sos una mujer de tremenda fe. Por eso cuando yo veo una mujer que cuenta muchos problemas, sé que con esa mujer Dios está trabajando, porque Dios dice: "esta mujer está llena de fe, pero la dirigió mal; ahora la vamos a mandar para el otro lado". ¡Todas tenemos fe! Toda tu fe tiene que dirigirse hacia lo bueno de Dios, hacia las promesas de Dios, porque sino va a estar dirigida hacia lo negativo.
Imaginate que en vez de usarla en contra tuyo la usaras en tu beneficio. Que nadie te diga que no tenés fe; el problema es que la dirigís mal. Usa toda tu fe a tu favor. No dirijas tu fe hacia tus miedos que quieren que creas algo que todavía no ocurrió... "te vas a morir de cáncer", "te vas a tener que ir de la casa", "tus hijos se van a drogar"; estás teniendo fe en algo que no ves. Y la fe es la convicción de lo que no se ve, es lo mismo; o sea vos podés tener fe en lo negativo o podés tener fe en las promesas de Dios, que se cumplen sí o sí, por eso tenés que dirigir tu fe.
Tengo que re-direccionar mi fe; si tu fe iba para un lado ahora tiene que ir para el otro. ¿Dónde apunta tu fe? ¿Estás usando toda la fe que Dios te dio, que tenés dentro tuyo, para pensar más en esa situación? ¿Qué estás pensando de ese problema? ¿Cómo vas a terminar esa situación? Toda esa fe bendita que está acumulada dentro tuyo, ¿para dónde la estas dirigiendo? Tenés que decidir de una vez por todas con quién estás, en qué tierra estás viviendo; si en la tierra de la desesperanza o en la tierra de la esperanza, donde Dios quiere arraigarte. Por eso tenés que re-direccionar tu fe.
¿Cuántas se mantuvieron despiertas toda una noche pensando en algo negativo que podría pasar? "A ver si mi hijo se enoja; llegó tarde, debe estar en malas compañías"; "a ver si mi marido está con otra mujer, seguro que me va a ser infiel, porque a mis padres les pasó, entonces por herencia me va a pasar a mí", y te la pasaste toda la noche alimentando tu miedo, usando tu fe -que es algo tan valioso y grandioso- para el lado opuesto, para el lado negativo. Por eso tenés que hacer un cambio de lugar.
La falta de fe o el miedo se contagian. Leí en un libro que un grupo de compañeros de trabajo hicieron un experimento con uno de sus compañeros; cuando llegó ese compañero -que era el más feliz de todos, iba con buena onda al trabajo- saludó a todos diciendo "qué lindo día hoy"; y uno de ellos empieza: "ché qué mala cara que tenés, ¿tenés fiebre?", "no" le dice él, "al contrario, estoy muy bien", "ah, me pareció". Va a saludar a otro compañero y le dice: "estás un poco pálido, te veo mal ¿te sentís bien, no tenés fiebre?", "no estoy bien". Va el otro compañero y le dice: "te veo mal, con ojeras; ¿dormiste mal?". Y ya empieza a dudar... "los tres me ven mal" y piensa, "sí, la verdad que muy bien no me estoy sintiendo". Va el otro compañero y le dice: "uy, pero estás transpirando", "es verdad" dice él "ya me parecía esta mañana cuando me levanté que no era un buen día" ...¡y terminó pidiendo el día y un médico a su casa porque se sentía mal! Porque el miedo se contagia; si vos te levantás a la mañana y tenés noticias buenas vas a contagiar fe y alegría; pero si ves todo el día noticias malas vas a contagiarte de lo malo. Por eso tenés que activar tu fe para lo bueno de Dios. Tenés que saber con quién juntarte. Tengo tanta fe que la estoy dirigiendo para el lugar correcto.
Al enemigo le encanta trabajar horas extras en tu cabeza. Le encanta que tengas todo el día puesto el programa "Mi familia destruida", "Mis hijos adictos", "Mis hijos peleados", "Todo es pobreza y miseria". Tenés que cambiar de canal y decir: "yo voy a mantener mi fe en medio de los problemas, porque Dios me ha prometido que aún en medio del desierto voy a prosperar". Quiero darte una buena noticia: para sus hijos, Dios solamente tiene preparados momentos de multiplicación; Dios quiere darte más aún en medio de ese problema. Tenés que ser una mujer de fe bien dirigida, no solamente una mujer de fe; porque si vos dirigís bien tu fe todo se va a dar vuelta a tu favor. Si vos en lugar de decir "este lunar que tengo debe ser un cáncer porque mi mamá murió de lo mismo", ahí vos estás teniendo fe en lo negativo; pero si vos decís: "bueno, este lunar que tengo es una marca que me hizo el Señor en mi cuerpo e indica que soy una elegida del rey", vos tenés que hablar; tu mundo tiene que estar a tu favor y no en tu contra.
Existe una teoría que han estudiado los psicólogos que es la teoría de la esperanza, que dice que centrarse en soluciones mejora nuestra capacidad para alcanzar metas. Cuando vos no te centrás en el conflicto, sino en la solución del problema, te es mucho más fácil y rápido alcanzar tu meta.
Zacarías 9:12 lo llama prisionera de la esperanza. Tu única visión debe ser la esperanza en Dios, nada más te tiene que atar en tu vida. Saber que estás pasando por ese problema pero no vas a sobrevivir al problema sino que vas a salir multiplicada. Hoy no ves nada pero Dios te prometió que en medio del desierto Él te va a prosperar. Tu vida tiene que ser sin ligaduras, pero sí tenés que atarte a la esperanza. Con Dios siempre las cosas terminan bien. Cuando alguien te diga: "¿vos te creés que vas a aguantar, que vas a salir adelante?" le vas a decir: "lo sé"; "¿vos creés que tus hijos se van a convertir al Señor?" no vas a decir "lo creo" vas a decir: "¡lo sé!"; "¿vos creés que vas a salir de esa deuda económica, que vas a mejorar de esa enfermedad"?, le vas a responder "lo sé"; "¿creés que vas a crecer espiritualmente, creés que tu matrimonio va a mejorar?", "¡lo sé!" Porque sos una prisionera de la esperanza, y sabés que cuando Dios promete, cumple; y sabés que si sos hija de Dios, Dios tiene bendiciones preparadas para tu vida hasta que sobre y abunde. Querida mujer solo quiero decirte que te mudes a la tierra de la esperanza. ¿Cómo es la tierra de la esperanza? Es el lugar donde se libera el favor de Dios; cuando vos decidís mantener tu fe, cuando vos decidís: "a mí no me importa lo que estoy pasando; yo creo en mi Dios y sé que todo va a resultar a mi favor" vos te estás manteniendo en la tierra de la esperanza. Y en un momento determinado se suelta el favor de Dios.
Eso le pasó a Rut. Ella estaba en una tierra que no conocía, estaba trabajando; iba detrás de los que cosechaban y tomaba un poco del trigo que quedaba en el suelo, porque ella vivía con mentalidad de supervivencia. Llegaba a su casa y le decía a Noemí: "por lo menos tenemos para hoy"; eso es mentalidad de supervivencia; "por lo menos zafé", "por lo menos tengo para viajar", "por lo menos me dieron dos monedas", "estoy tirando esta semana". Pero como ella se metió en la tierra de la esperanza y le dijo a Noemí: "yo voy a seguir al Dios tuyo porque sé que en ese Dios hay algo"; y en esa misma tierra se soltó el favor de Dios. De pronto alguien dijo: "no recojan más moneditas; yo quiero que les den mucho trigo". Hay mucho trigo para tu vida, y se va a soltar mientras vas caminando. Y de un día para el otro lo que no venía va a venir en abundancia; vas a tener mentalidad de progreso, cada día más, cada día más, y nunca se va a acabar, porque Dios soltó favor sobre tu vida.
Noemí hizo lo que tenía que hacer y de pronto empezaron a aparecer puñados de trigo, se le aparecían puñados de trigo en medio del camino; ella caminaba y se le aparecían grandes puñados de trigo. Y cuando Noemí le dijo: "¿cómo lograste eso?, porque hasta ahora venías con un poco y ahora venís con más". Sí, hasta ahora traías migajas; cuando tus hijos te pregunten: "¿cómo es que cambiaste, cómo es que te hiciste tan independiente?, ¿cómo es que cambiaste tanto?, ¿cómo es que ahora te gusta vivir?", "¿cómo es que estás tan linda?", les vas a decir: "no sé; es el favor de Dios"; porque te mantuviste firme en medio de los problemas. Yo sé que hay mujeres que están pasando por problemas difíciles, muy duros; leo las cartas, los correos; pasan por cinco o siete problemas a la vez, que se van uniendo unos con otros; pero sin embargo permanecen firmes. Son mujeres que mantienen su fe, y la mujer que mantiene su fe tiene recompensa. La recompensa está muy cerquita; yo sé lo que es pasar por problemas y salir en victoria. Pertenecer al Reino de Dios tiene sus privilegios; vos no podés terminar como cualquier otra persona, vos vas a terminar todos tus problemas en victoria, porque pertenecer al Reino tiene sus privilegios.
En la tierra de la esperanza no se utilizan palabras para describir el problema por el que estás pasando; ¿a cuántos ya le describiste tu problema? Porque ahí estás usando la fe negativamente; cuando lo describís: "porque me peleé porque mis hijos; porque para las fiestas..." todo un circo, toda una historia; y usás palabras para maldecirte. En la tierra de la esperanza las palabras se usan para cambiar las situaciones, no se usan para describirlas, se usan para cambiarlas. En el Salmo 91:2 dice David: "yo digo al Señor: tú eres mi refugio"; y más adelante Dios dice: "como dijo eso, yo lo librare y lo protegeré". Hay una conexión directa entre lo que yo digo y lo que Dios hace; tenemos que saber usar esa conexión entre lo que digo y lo que Dios hace; porque dice la Palabra que todas vamos a comer del fruto de nuestros labios: lo que hables arma tu mundo. ¿Qué estás hablando en medio de ese problema? ¿Estás describiendo el problema o estás hablando las soluciones? ¿Qué es lo que hablás? ¿Qué es lo que tus hijos te escuchan hablar? ¿Cuáles son las palabras que usás todos los días? ¿Para dónde estas usando toda la fe que tenés?, ¿en contra tuyo o a favor tuyo? Porque vas a comer del fruto de tu boca. Si vos traés a tu mundo desgracia con tu boca, lo que vas a experimentar es desgracia; si vos traés enfermedad a tu mundo, lo que va a venir a tu mundo es enfermedad; pero si vos te atrevés a traer a Dios a tu mundo, todo en tu mundo va a ser transformado por Dios. Aquella que quiera un milagro va a recibir un milagro; aquella que anhela la bendición va a recibir la bendición, porque vas a comer a partir de hoy del fruto de tus labios.
Eso que hoy te desanima es lo que te va a ascender a un nuevo nivel en tu vida. Esa lucha que hoy tenés, que estás mal, que te hace sentir en el suelo, que te hace creer que no tenés fe, eso es lo que te va a ayudar a ascender a un nuevo nivel. Tenés que confiar en Dios, tenés que ser una mujer inamovible en la confianza en Dios. A Dios, ¿le va bien o le va mal?, ¿vos creés que Dios se hace problema como nos hacemos nostras? ¡Él tiene el control! ¿Vos creés que Dios se hace las preguntas que nos hacemos nostras?, ¿creés que Dios ve negativamente tu vida como la vemos nostras? A Dios le va bien. Quiero darte una buena noticia: si a Dios le va bien a vos también te va a ir bien, porque si a Él le va bien a sus hijas también nos va bien. Te tiene que ir bien; vos vas a salir en victoria de ese problema, yo sé lo que te estoy diciendo. Dios no te va a fallar; Dios va a responder todos los deseos de tu corazón, aún aquellos que no te atreviste a orar, Dios te los va a responder. Dios te va a dar los mejores días de tu vida; solamente mantené firme tu fe, porque Dios está haciendo algo en estos días sobre tu vida, algo que pronto vas a dar a luz. Hoy hay dolores de parto porque dentro de poco va a nacer tu gran victoria; hoy estás sufriendo pero mañana vas a reír con un corazón lleno de agradecimiento, porque habrás pasado a un nuevo nivel en tu vida. Dios es bueno, es fortaleza en el día de la angustia, yo hablo y él responde; yo digo y él provee.
¿Cuánta fe usaste en una dirección equivocada? Quiero que cambies de dirección, que la fe es la misma pero está mal usada, y ahora la tenés que usar a tu favor con tu boca. Cuando íbamos al médico de chicos nos decía: "sacá la lengua"; parecía que ahí estaba todo, te podía descubrir todo. Dios hace lo mismo: "sacá la lengua"; Dios ve tu fe en tu boca, en tu lengua. Y cuesta; porque cuando vos te acostumbrás a ver negativamente se te activan los miedos internos, cuesta ver las cosas de otra manera, cuesta hablar de otra manera. Por eso tenés que levantarte cada mañana y ver dónde estás usando tu fe; "hoy va a llover, uh qué día feo; hoy me van a bajar el sueldo, me van a echar del trabajo" ahí tenés que parar y decir: "qué fe que tengo; estoy llena de fe", y agarrar esa fe y ponerla en el lugar correcto: "Señor, vos me vas a aumentar el sueldo; me van a ofrecer un trabajo mejor; va a salir un sol resplandeciente y la lluvia va a dar agua para todos los campos; hoy va a ser mi día bendecido porque me mantengo firme en la fe; soy prisionera de la esperanza".
Pasarás por ese problema y saldrás a un nuevo nivel de victoria. El día de tu recompensa está llegando. Si mantenés esta palabra de fe todo el tiempo, mientras transites los momentos de dificultad, Dios no te va a fallar. Pertenecer tiene sus privilegios; a vos te va a ir bien. Si un día decidiste aferrarte a Dios y no te movés de la tierra de la esperanza, sos prisionera de la esperanza, Dios te va a dar la victoria en todo lo que hagas. Quiero decirte que el 2010 va a ser un año de tanta alegría, te vas a reír como hace mucho no te reías; te vas a reír de todo, porque vas a ver cambiada tu visión, te vas a dar cuenta que hay un tesoro de fe dentro tuyo, pero lo vas a dirigir en la dirección correcta y vas a comer del fruto de tu boca, que siempre va a ser victoria.
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