“ Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”
Deuteronomio 8:18
Veamos el tercer secreto para caminar en la abundancia divina.
El tercer paso hacia la abundancia tiene que ver con dejar ir las tradiciones.
La tradición detiene el fluir de la abundancia de Dios para prosperar. ¿Lo dice la Biblia? Por supuesto, mire Mateo 15:3 “Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” ¿Lo leyó? Según Deuteronomio 8:18 Dios nos dio el poder para hacer las riquezas, pero aún así hay cristianos que tienen dificultades en aceptarlo por lo que por años le enseñaron las tradiciones. Si puede comprender la bondad de Dios, puede comprender su actitud hacia la abundancia. La religión enseña: “ser pobre es voluntad de Dios”, “estoy enfermo/a para su gloria” Pero eso no es precisamente lo que nos enseña, ni quiere Dios con cada una de nuestras vidas. Él nos creó con un propósito y para llevarlo a cabo es necesaria una vida de abundancia. Jesús vino a darnos esa vida (Juan 10:10).
El cuarto secreto está ligado al enfoque. Una vez que usted se ha librado de toda tradición tendrá que enfocarse en un blanco específico. En Génesis 13:14-15 vemos a Abraham después de haber obedecido a Dios de apartarse de algunas cosas, alzando sus ojos y enfocándose en la tierra que tenía por herencia. Aquí Dios nos revela un poderoso principio, note que lo que Abraham pudiera ver es lo que Dios le iba a dar, hasta donde llegara su visión de fe (ojos espirituales) hasta allí iba a llegar. Abraham pudo ver la tierra, su hijo prometido. Entonces él se movió hacia el objetivo.
En este día lo invito a revisar su vida ¿Qué tradiciones tiene que dejar ir? ¿Creencias de pobreza, escasez? La abundancia es la voluntad de Dios para su vida, levante su mirada y vea todo lo que el Padre le quiere dar y determínese a alcanzarlo.
Oración: Padre, entendí que debo moverme hacia lo que tú me prometiste para poder alcanzarlo. Dejo hoy atrás toda tradición que había en mi mente, en mi manera de pensar y me enfoco en tus promesas. Gracias porque las voy a alcanzar. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
Deuteronomio 8:18
Veamos el tercer secreto para caminar en la abundancia divina.
El tercer paso hacia la abundancia tiene que ver con dejar ir las tradiciones.
La tradición detiene el fluir de la abundancia de Dios para prosperar. ¿Lo dice la Biblia? Por supuesto, mire Mateo 15:3 “Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” ¿Lo leyó? Según Deuteronomio 8:18 Dios nos dio el poder para hacer las riquezas, pero aún así hay cristianos que tienen dificultades en aceptarlo por lo que por años le enseñaron las tradiciones. Si puede comprender la bondad de Dios, puede comprender su actitud hacia la abundancia. La religión enseña: “ser pobre es voluntad de Dios”, “estoy enfermo/a para su gloria” Pero eso no es precisamente lo que nos enseña, ni quiere Dios con cada una de nuestras vidas. Él nos creó con un propósito y para llevarlo a cabo es necesaria una vida de abundancia. Jesús vino a darnos esa vida (Juan 10:10).
El cuarto secreto está ligado al enfoque. Una vez que usted se ha librado de toda tradición tendrá que enfocarse en un blanco específico. En Génesis 13:14-15 vemos a Abraham después de haber obedecido a Dios de apartarse de algunas cosas, alzando sus ojos y enfocándose en la tierra que tenía por herencia. Aquí Dios nos revela un poderoso principio, note que lo que Abraham pudiera ver es lo que Dios le iba a dar, hasta donde llegara su visión de fe (ojos espirituales) hasta allí iba a llegar. Abraham pudo ver la tierra, su hijo prometido. Entonces él se movió hacia el objetivo.
En este día lo invito a revisar su vida ¿Qué tradiciones tiene que dejar ir? ¿Creencias de pobreza, escasez? La abundancia es la voluntad de Dios para su vida, levante su mirada y vea todo lo que el Padre le quiere dar y determínese a alcanzarlo.
Oración: Padre, entendí que debo moverme hacia lo que tú me prometiste para poder alcanzarlo. Dejo hoy atrás toda tradición que había en mi mente, en mi manera de pensar y me enfoco en tus promesas. Gracias porque las voy a alcanzar. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
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