“13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”
Gálatas 3:13-14
Gálatas 3:13-14
Usted, que nació de nuevo al recibir a Jesucristo a través de la oración de fe, es un heredero de Abraham según la promesa. Ya está bendecido. Su espíritu fue recreado y ya es excelente, ahora necesita cambiar y progresar en la manera de pensar. Derribando fortalezas del enemigo (engaños, mentiras, argumentos contra el conocimiento de Dios) y pensando como la Palabra de Dios. Usted, que hizo a Jesús el Señor de su vida, fue redimido de la maldición y también del pasado. Eleve, entonces, sus pensamientos, usted es un digno hijo de Dios, tenga conciencia de bendición y camine en la verdad. Dígaselo a usted mismo cada mañana: “se levantó el bendecido” No permita que las circunstancias controlen sus pensamientos, en cambio, crea y hable la Palabra de Dios que es la verdad. Usted tiene autoridad para decretar la palabra de Dios. Donde la declare cambiará toda situación.
Hágalo, porque Satanás intentará desenfocarlo trayéndole complicaciones en el trabajo, en el vecindario, en la familia y aún en la iglesia. Pero usted debe discernir sus artimañas y moverse bajo la sabiduría de Dios, perdonando, bendiciendo a aquellas personas que lo persiguen. En 1 Pedro 2:23 vemos que cuando a Jesús lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia. Necesitamos aprender y aplicar la manera de Dios. Ser de bendición y responder con bendición a todos (también a nosotros mismos) porque la bendición tiene más poder que la bendición.
Recuerde, sea conciente que usted ya está bendecido. Piense, hable y actúe como lo que es: un bendito hijo de Dios.
Oración: Padre, gracias por enviar a tu hijo a redimirnos. Yo he recibido tu adopción, soy tu hijo y heredero. No permitiré que ninguna circunstancia ni persecución controle mis pensamientos. Renovaré mi mente con tu Palabra. Pensaré y hablaré como bendecido, saludable, próspero.
Declararé la bendición del Señor sobre cada área de mi vida. Gracias porque en Cristo Jesús ya estoy bendecido para ser de bendición. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan. O. Crudo.
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