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viernes, 19 de marzo de 2010

Fluyendo en la Palabra

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7
Hay mucho poder en su boca, y ha llegado allí porque primero se reveló en su corazón. ¿A qué me refiero? A la Palabra de Dios que entra en su vida cuando usted la oye, luego pasa a su corazón donde es guardada para que finalmente salga por su boca y bendiga no sólo su vida sino la de los demás.
Lo que en este día quiero dejarle como enseñanza es que tiene que tener la autodeterminación de que siempre fluya la Palabra de Dios a través de su boca. De día y de noche, en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia debe hablar la Palabra de Dios. En cuanto a lo que Dios quiere revelarse en nuestro interior, no hay un fluir de eso si no nos ponemos a meditar día y noche en la Palabra. Puede ir colocando los pensamientos de Dios en su manera de pensar. Tal cual son sus pensamientos, así será su vida. Y esos pensamientos tienen que estar de acuerdo a lo que Dios piensa de usted. Olvídese de la vieja historia de su vida ¡Deje el pasado atrás y viva de acuerdo a los pensamientos de Dios!
Mire, cuando el pueblo de Israel salió de la esclavitud, salió del desierto, y tenía que entrar a la tierra prometida, ellos tuvieron que cambiar su manera de pensar. ¿Por qué? Porque estaban atados al pasado. Necesitaban renovar su mente con lo que Dios les iba hablando para poder fluir a diario y no salirse de los planes que Dios tenía para ellos.
Dios quiere ver fluir a través de su vida cosas grandes. Por eso es necesario que de día y de noche medite en su Palabra. A veces, cuando se despierta en medio de la noche, es para que medite en la Palabra y no para que se ponga a pensar en algunos conflictos que tiene en su vida. Porque eso lo llenará de preocupación y no podrá dormirse con gozo y con alegría sino estará pensando y aceptando cosas que no cambiarán. Tiene que reflexionar en aquello que tenga que ver con la Palabra de Dios. En Juan 15:7 Jesús nos dejó una promesa maravillosa: si permanecemos en él y en su Palabra, todo lo que pidamos será hecho. Debemos poseer las promesas de Dios para meditar en Su ley día y noche y poder fluir en ella siempre. “Estoy seguro que usted va a caminar en niveles de autoridad espiritual donde el enemigo sabrá que hay más a favor de su vida que los que están en su contra, y que tiene una garantía de triunfo.”
Oración: Padre, gracias porque me hiciste un victorioso. Quiero fluir a diario en tu Palabra y hacer tu voluntad siempre. Meditaré en tu Palabra de día y de noche y lo lograré, en el nombre de Jesús, amén. Por. Juan O. Crudo, Argentina

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