No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad.
Colosenses 1:9
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2
Colosenses 1:9
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2
“Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Esta petición sobreentiende que deseamos lo que Dios quiere. En el cielo la voluntad de Dios se cumplió sin obstáculo ni demora. En la tierra esta voluntad está como ligada a la del hombre. Dios acepta que su acción dependa de este último, a quien considera realmente libre y responsable.
Pero el hombre se obstina en resistir a Dios de manera abierta o solapada. Es una rebelión que empezó ya hace mucho tiempo y va intensificándose a medida que la criatura se eleva mediante los adelantos tecnológicos y científicos y se cree independiente de su Creador.
Sin embargo, la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). Nosotros, cristianos, tenemos mucha dificultad para desearla verdaderamente debido a nuestra propia voluntad independiente, que no conseguimos dejar de lado. Tenemos tendencia a hacer sólo parcialmente la voluntad de Dios y nuestra vida se vuelve mediocre.
Sigamos el ejemplo del Señor Jesús, quien se gozaba en hacer la voluntad de su Padre. ¡Que nuestra felicidad consista en hacer Su voluntad antes que la nuestra! Así podremos vivir en comunión Él, en nuestros momentos de oración y en todas nuestras actividades del día.
(Continuará el mañana)
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