“3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.” 2 Corintios 10:3-6
Usted tiene muchas armas poderosas que funcionan favorablemente como la oración, la fe, la palabra, la adoración. ¿Lo sabía? Y están para que usted las utilice cada día.
Dice la palabra de Dios: que nosotros andamos en la carne pero no operamos, ni militamos según la carne, sino en el poder del espíritu. Mientras usted camina acá en la tierra tiene que entender que Dios le ha dado armas para funcionar con autoridad y utilizarlas abriéndose caminos contra toda fuerza del enemigo que quieran detener esa marcha triunfante.
Esas armas espirituales y el poder de la palabra y de la fe, tiene que utilizarlas para establecer en su vida los principios de la palabra e ir renovando toda su vida interior. Esas armas son suyas y tiene que utilizarlas hablando la palabra que piensa, que cree y que ha establecido en su interior. Actuando en base a lo que piensa, que es la palabra de Dios. Usted es lo que Dios dice que es y va a moverse en esa autoridad que tiene como hijo de Dios.
Algunos creyentes dicen: yo espero en el Señor y es como que se colgaron en una hamaca paraguaya y se están hamacando para ver cuándo aparece la victoria. Esperar en el Señor es poner toda la confianza en la palabra de Dios y actuar en dirección a la palabra, yo espero que lo que hablo, lo que pienso y lo que actúo se haga realidad en mi vida, porque yo hago mi parte. Uso las armas de mi milicia. Tener armas poderosas en Dios, quiere decir que hay una conexión espiritual entre su espíritu y el de Dios que trae la provisión de esas armas para que empiece a usar y no esté escondido, con timidez, en miseria, en frustraciones pensando que tiene una vida inútil. Sino que se levanta para pelear la buena batalla de la fe usando las armas espirituales que Dios le ha dado poderosas en Dios para destruir fortalezas. No hay ninguna forma de pensar fuera de la palabra que pueda destruir fortalezas. Hay mucha cosa natural del mundo que a veces se introducen en el sistema del cuerpo de Cristo como para tratar de hacer con lo natural lo que sólo se puede hacer con lo sobrenatural.
Fortalezas son maneras de pensar. Todo pensamiento que usted tiene en la mente que se ha ido fortaleciendo por variedad de pensamiento y parece indestructible ahora. A veces la gente lo quiere mover con conexiones humanas, pero sólo se derriban con el poder de la palabra de Dios. Fortaleza es algo que ha construido en la mente, una estructura que fue formando y que lo fue recibiendo en la casa, en la calle, en la escuela, con lo que aprende, con las experiencias y fue formando una manera de pensar. Fortaleza se le dice a todo lo que es negativo, que no es de Dios, temores, dudas, desconfianza, incredulidad, que se hace tan fuerte que vive una vida regular y religiosa porque no sabe qué hacer con eso. Quizá ya fue a consultar con amigos, psicólogos, etc. y sigue igual.
La victoria es suya, utilizando las armas. Y el Dios poderoso actuará su favor. Recuérdelo siempre y utilice lo que Dios le ha dado.
Oración: Padre hoy conozco que me has dado armas espirituales poderosas para destruir toda fortaleza que se haya levantado en mi vida contra el conocimiento de tu palabra. Las utilizaré y veré tu gloria manifestada en mi vida. Soy un triunfador. En el nombre de Jesús, amén.
Dice la palabra de Dios: que nosotros andamos en la carne pero no operamos, ni militamos según la carne, sino en el poder del espíritu. Mientras usted camina acá en la tierra tiene que entender que Dios le ha dado armas para funcionar con autoridad y utilizarlas abriéndose caminos contra toda fuerza del enemigo que quieran detener esa marcha triunfante.
Esas armas espirituales y el poder de la palabra y de la fe, tiene que utilizarlas para establecer en su vida los principios de la palabra e ir renovando toda su vida interior. Esas armas son suyas y tiene que utilizarlas hablando la palabra que piensa, que cree y que ha establecido en su interior. Actuando en base a lo que piensa, que es la palabra de Dios. Usted es lo que Dios dice que es y va a moverse en esa autoridad que tiene como hijo de Dios.
Algunos creyentes dicen: yo espero en el Señor y es como que se colgaron en una hamaca paraguaya y se están hamacando para ver cuándo aparece la victoria. Esperar en el Señor es poner toda la confianza en la palabra de Dios y actuar en dirección a la palabra, yo espero que lo que hablo, lo que pienso y lo que actúo se haga realidad en mi vida, porque yo hago mi parte. Uso las armas de mi milicia. Tener armas poderosas en Dios, quiere decir que hay una conexión espiritual entre su espíritu y el de Dios que trae la provisión de esas armas para que empiece a usar y no esté escondido, con timidez, en miseria, en frustraciones pensando que tiene una vida inútil. Sino que se levanta para pelear la buena batalla de la fe usando las armas espirituales que Dios le ha dado poderosas en Dios para destruir fortalezas. No hay ninguna forma de pensar fuera de la palabra que pueda destruir fortalezas. Hay mucha cosa natural del mundo que a veces se introducen en el sistema del cuerpo de Cristo como para tratar de hacer con lo natural lo que sólo se puede hacer con lo sobrenatural.
Fortalezas son maneras de pensar. Todo pensamiento que usted tiene en la mente que se ha ido fortaleciendo por variedad de pensamiento y parece indestructible ahora. A veces la gente lo quiere mover con conexiones humanas, pero sólo se derriban con el poder de la palabra de Dios. Fortaleza es algo que ha construido en la mente, una estructura que fue formando y que lo fue recibiendo en la casa, en la calle, en la escuela, con lo que aprende, con las experiencias y fue formando una manera de pensar. Fortaleza se le dice a todo lo que es negativo, que no es de Dios, temores, dudas, desconfianza, incredulidad, que se hace tan fuerte que vive una vida regular y religiosa porque no sabe qué hacer con eso. Quizá ya fue a consultar con amigos, psicólogos, etc. y sigue igual.
La victoria es suya, utilizando las armas. Y el Dios poderoso actuará su favor. Recuérdelo siempre y utilice lo que Dios le ha dado.
Oración: Padre hoy conozco que me has dado armas espirituales poderosas para destruir toda fortaleza que se haya levantado en mi vida contra el conocimiento de tu palabra. Las utilizaré y veré tu gloria manifestada en mi vida. Soy un triunfador. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.
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