Por: Raúl Lavinz Roca
“Lo que a continuación se describe es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los nombres, lugares y circunstancias se han cambiado para prevenir cualquier mal interpretación”.
“Lo que a continuación se describe es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los nombres, lugares y circunstancias se han cambiado para prevenir cualquier mal interpretación”.
Esta es una semana típica en la vida del pastor Romualdo Lucena, pastor de la Iglesia Evangélica “Altar de Oración”, una iglesia pequeña, como muchas en Latinoamérica, con una asistencia dominical de unas 50 personas de los cuales alrededor de 35 son miembros “comprometidos”. Es una obra reciente y él es quien tuvo, con su familia, la iniciativa para comenzarla. Ahora cuentan con una filiación denominacional que, al menos, les provee de una “identidad”. Su esposa Teresa, es profesional y trabaja. Los hijos, todos estudian. La iglesia no está en capacidad de sostenerle con un “salario digno”. No es la situación ideal para ver crecer una obra, sin embargo tanto él como su esposa hacen lo mejor que pueden para pastorear dicha congregación:
Domingo—El enseña en una de las cuatro clases de la A-B-C (Academia Bíblica Cristiana--otro nombre que le dieron a la Escuela Dominical). Su esposa hace lo propio con otra clase. Predica el sermón del culto de la mañana, que es el único que hasta el momento tienen. En la tarde, se reúne con los líderes de los cinco grupos familiares que funcionan entre semana, para darles las pautas para los estudios de la semana.
Lunes—Es el día de “descanso” de la familia pastoral (en teoría, al menos). El tiene un trabajo de
trascripción de textos, que desarrolla en el apartamento en que viven, en su computadora. Con ello gana un dinero que le sirve para nivelar la economía hogareña y no le impide realizar la labor pastoral. Ha decidido, haciendo esfuerzos enormes, salir a comer afuera con la familia, dos de los cuatro lunes de cada mes, y los otros dos prepara algo especial—con la ayuda de sus hijos.
Martes—Hace visitas contactadas con anterioridad, en el sector donde está ubicado el “templo” para dar a conocer la iglesia y darse a conocer él mismo como pastor. Esto le provee una lista de miembros en perspectiva.
Miércoles—Día de consejería para quienes necesitan algún tipo de ayuda especial o atraviesan alguna circunstancia que amerite la intervención directa del pastor.
Lunes—Es el día de “descanso” de la familia pastoral (en teoría, al menos). El tiene un trabajo de
trascripción de textos, que desarrolla en el apartamento en que viven, en su computadora. Con ello gana un dinero que le sirve para nivelar la economía hogareña y no le impide realizar la labor pastoral. Ha decidido, haciendo esfuerzos enormes, salir a comer afuera con la familia, dos de los cuatro lunes de cada mes, y los otros dos prepara algo especial—con la ayuda de sus hijos.
Martes—Hace visitas contactadas con anterioridad, en el sector donde está ubicado el “templo” para dar a conocer la iglesia y darse a conocer él mismo como pastor. Esto le provee una lista de miembros en perspectiva.
Miércoles—Día de consejería para quienes necesitan algún tipo de ayuda especial o atraviesan alguna circunstancia que amerite la intervención directa del pastor.
Jueves—Día de visitación a los miembros fieles de la iglesia (previo acuerdo) para cultivar el acercamiento con ellos y manifestarles su servicio, así como conocer más a fondo las intimidades y necesidades de cada familia a fin de ayudarles en su búsqueda de soluciones.
Viernes—Día de vigilias y semivigilias de Estudio Bíblico y Oración.
Sábado—En la tarde, reunión con su Grupo Discipular (los que comparten las responsabilidades de liderazgo). Visita el “Círculo de Entretenimiento Edén” en la noche [es un ministerio sencillo que los jóvenes y adolescentes llevan a cabo pues descubrieron que en el sector no había lugares de entretenimiento para la juventud. La idea ha funcionado]. Luego de una semana de este calibre, la pregunta que surge es ¿dónde está la oración en todo esto? La respuesta no es sencilla y realmente depende del concepto que tengamos acerca de lo que es la oración. Desde mi perspectiva—siendo yo también pastor—me identifico plenamente con las luchas, alegrías y frustraciones de las que somos objeto en relación al tema de la oración. Estoy seguro que el pastor Romualdo no tiene que colocar en su agenda semanal un punto de “tiempo de oración” porque ella está presente en cada paso de los que semanalmente he alistado. Es decir, la oración no es solo parte de la vida de un pastor, es la vida misma y por ello cada momento es un momento de oración y debe ser aprovechado en su justa dimensión con el tipo de oración pertinente. Con toda razón John Wesley no usaba el término tiempo devocional sino hablaba más bien de Vida de devoción que es como se enfoca en las iglesias de tradición wesleyana—como por ejemplo la Metodista Unida—lo que llamamos “piedad”:
Viernes—Día de vigilias y semivigilias de Estudio Bíblico y Oración.
Sábado—En la tarde, reunión con su Grupo Discipular (los que comparten las responsabilidades de liderazgo). Visita el “Círculo de Entretenimiento Edén” en la noche [es un ministerio sencillo que los jóvenes y adolescentes llevan a cabo pues descubrieron que en el sector no había lugares de entretenimiento para la juventud. La idea ha funcionado]. Luego de una semana de este calibre, la pregunta que surge es ¿dónde está la oración en todo esto? La respuesta no es sencilla y realmente depende del concepto que tengamos acerca de lo que es la oración. Desde mi perspectiva—siendo yo también pastor—me identifico plenamente con las luchas, alegrías y frustraciones de las que somos objeto en relación al tema de la oración. Estoy seguro que el pastor Romualdo no tiene que colocar en su agenda semanal un punto de “tiempo de oración” porque ella está presente en cada paso de los que semanalmente he alistado. Es decir, la oración no es solo parte de la vida de un pastor, es la vida misma y por ello cada momento es un momento de oración y debe ser aprovechado en su justa dimensión con el tipo de oración pertinente. Con toda razón John Wesley no usaba el término tiempo devocional sino hablaba más bien de Vida de devoción que es como se enfoca en las iglesias de tradición wesleyana—como por ejemplo la Metodista Unida—lo que llamamos “piedad”:
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Fuente: LOGOI Ministries
Seria beno que para tener el cuadro completo de lo que escribi para LOGOI, posteen tambien la primara parte de DULCE ORACION. Alli encontraran el fundamento teologico-doctrinal ya que esta segunda parte es la de un ejemplo de la praxis, en la pastoral diaria en latinoamerica, de las luchas por una vida de devocion. Gracias por haber colocado aqui el articulo. Ojala bendiga a muchos su lectura. En lo personal no sabia que se encontraba en este blog. Adelante hermanos, hagamos avanzar el Reino de Dios.- Raul Lavinz Roca
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