“… Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.” 1 Juan 5: 6 b
A partir del nuevo nacimiento, el Espíritu Santo de Dios viene a vivir a su vida. Viene a morar en su ser interior, en su espíritu. Y es a través de su espíritu desde donde fluye y desde donde obra su poder.
Usted está investido con el poder del Espíritu Santo que ahora vive dentro suyo. Recuerde lo que hablamos anteriormente: que hay tres cosas que dan testimonio sobre la tierra: El Espíritu, el agua y la sangre (1 Juan 5:8). Y recuerde que aprendimos que nos dan el poder para vencer si tenemos fe en ellas. Porque cuando usted tiene fe en ellas, tiene la victoria asegurada. Usted ya es un vencedor no lo olvide. No es que quizá si usted junta las fuerzas suficientes tal vez logre un poquito de victoria. No, usted ya la tiene asegurada. La cuestión está en su fe. Si cree o no.
El Espíritu Santo está en su vida y lo llama al arrepentimiento, es su guía, su consolador, su amigo fiel y es el que activa el poder sobrenatural a través de los dones.
Fíjese en el versículo de 1 Juan 5:6 en la última parte dice que “el Espíritu es el que da testimonio porque es la Verdad”. Él es quien da testimonio de Jesucristo como el hijo de Dios. Es quien nos asegura que cuando Cristo murió en la cruz no lo hizo en vano. Nos asegura que cuando resucitó nos hizo vencedores porque venció al mundo y a satanás, el príncipe de este mundo. Y él nos otorgó ese poder de vencer.
Por eso, en este día, lo animo a creer en ese poder que reside dentro suyo. Crea que el Espíritu fluye a través de usted dando testimonio al mundo de que se puede tener la victoria sobre toda circunstancia, que se puede vivir una vida bendecida, en salud, prosperidad, abundancia en todas las áreas. El Espíritu vino a su vida para reflejar la gloria de Dios. No lo olvide.
Comience a vivir una vida de victoria y manifestando la gloria de Dios. Usted tiene ese poder.
Oración: Padre, en el nombre de Jesús declaro que soy un victorioso, creo en tu Espíritu y quiero dejarlo obrar para poder reflejar tu gloria sobre la tierra. Que todos puedan verte a través de mi vida. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
A partir del nuevo nacimiento, el Espíritu Santo de Dios viene a vivir a su vida. Viene a morar en su ser interior, en su espíritu. Y es a través de su espíritu desde donde fluye y desde donde obra su poder.
Usted está investido con el poder del Espíritu Santo que ahora vive dentro suyo. Recuerde lo que hablamos anteriormente: que hay tres cosas que dan testimonio sobre la tierra: El Espíritu, el agua y la sangre (1 Juan 5:8). Y recuerde que aprendimos que nos dan el poder para vencer si tenemos fe en ellas. Porque cuando usted tiene fe en ellas, tiene la victoria asegurada. Usted ya es un vencedor no lo olvide. No es que quizá si usted junta las fuerzas suficientes tal vez logre un poquito de victoria. No, usted ya la tiene asegurada. La cuestión está en su fe. Si cree o no.
El Espíritu Santo está en su vida y lo llama al arrepentimiento, es su guía, su consolador, su amigo fiel y es el que activa el poder sobrenatural a través de los dones.
Fíjese en el versículo de 1 Juan 5:6 en la última parte dice que “el Espíritu es el que da testimonio porque es la Verdad”. Él es quien da testimonio de Jesucristo como el hijo de Dios. Es quien nos asegura que cuando Cristo murió en la cruz no lo hizo en vano. Nos asegura que cuando resucitó nos hizo vencedores porque venció al mundo y a satanás, el príncipe de este mundo. Y él nos otorgó ese poder de vencer.
Por eso, en este día, lo animo a creer en ese poder que reside dentro suyo. Crea que el Espíritu fluye a través de usted dando testimonio al mundo de que se puede tener la victoria sobre toda circunstancia, que se puede vivir una vida bendecida, en salud, prosperidad, abundancia en todas las áreas. El Espíritu vino a su vida para reflejar la gloria de Dios. No lo olvide.
Comience a vivir una vida de victoria y manifestando la gloria de Dios. Usted tiene ese poder.
Oración: Padre, en el nombre de Jesús declaro que soy un victorioso, creo en tu Espíritu y quiero dejarlo obrar para poder reflejar tu gloria sobre la tierra. Que todos puedan verte a través de mi vida. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
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