“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos de los Apóstoles 2:16-21
Como iglesia de Jesús, estamos siendo parte del último gran avivamiento, una temporada de gran cosecha antes que venga el rey. Somos parte del remanente de Dios hoy que está llevando su gloria por toda la tierra. En la época de la iglesia primitiva Dios comenzó con un remanente de 120 personas, hoy somos millones alrededor del mundo participando de este último despertar- liberaciones, hogares restaurados, sanidades divinas ocurriendo por todos lados.
Es el tiempo de los hijos de Dios, es el tiempo de despertar y levantarse con toda la sabiduría del Padre y tomar la tierra. Es tiempo de compromiso, es tiempo de consagración. “Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu…Es necesario rendirse a Dios y comprometerse con su obra para ser parte de lo mejor que viene.
No se distraiga, ni permita que el diablo lo envuelva en sus propios problemas. Hay una tarea que cumplir, hay miles de almas en angustia, desesperación y soledad que no encuentran el camino de salida. Usted tiene en su boca el poder de librarlos. Hable la Palabra, sea un embajador de Cristo en su casa, en su trabajo. Usted tiene en su interior el fuego del Espíritu Santo, avívelo, ese es el avivamiento esperado, no mire más al cielo, ya fue derramado en su interior.
Usted está llamado a ser el canal de Dios, su cántaro, su vasija escogida, son sus manos las que Dios ha ungido para impartir sanidades, es su boca la que ha llenado de Palabras de vida. No sea un espectador, no se pierda lo mejor de Dios. Despierte y actúe en la Palabra y el propósito de Dios.
Oración: Padre gracias por poder ser parte de este gran avivamiento. Has colocado dones en mí y los voy a avivar. Úsame Señor para llevar tu gloria a todos los que me rodean y más. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
Hechos de los Apóstoles 2:16-21
Como iglesia de Jesús, estamos siendo parte del último gran avivamiento, una temporada de gran cosecha antes que venga el rey. Somos parte del remanente de Dios hoy que está llevando su gloria por toda la tierra. En la época de la iglesia primitiva Dios comenzó con un remanente de 120 personas, hoy somos millones alrededor del mundo participando de este último despertar- liberaciones, hogares restaurados, sanidades divinas ocurriendo por todos lados.
Es el tiempo de los hijos de Dios, es el tiempo de despertar y levantarse con toda la sabiduría del Padre y tomar la tierra. Es tiempo de compromiso, es tiempo de consagración. “Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu…Es necesario rendirse a Dios y comprometerse con su obra para ser parte de lo mejor que viene.
No se distraiga, ni permita que el diablo lo envuelva en sus propios problemas. Hay una tarea que cumplir, hay miles de almas en angustia, desesperación y soledad que no encuentran el camino de salida. Usted tiene en su boca el poder de librarlos. Hable la Palabra, sea un embajador de Cristo en su casa, en su trabajo. Usted tiene en su interior el fuego del Espíritu Santo, avívelo, ese es el avivamiento esperado, no mire más al cielo, ya fue derramado en su interior.
Usted está llamado a ser el canal de Dios, su cántaro, su vasija escogida, son sus manos las que Dios ha ungido para impartir sanidades, es su boca la que ha llenado de Palabras de vida. No sea un espectador, no se pierda lo mejor de Dios. Despierte y actúe en la Palabra y el propósito de Dios.
Oración: Padre gracias por poder ser parte de este gran avivamiento. Has colocado dones en mí y los voy a avivar. Úsame Señor para llevar tu gloria a todos los que me rodean y más. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
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