La gloria de Dios

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18
Usted puede vivir lleno de la presencia de Dios todo el día y esa debería ser la prioridad en su vida, porque somos templo de su Espíritu Santo.
Si está pasando por un tiempo en donde un día se siente bien, y otro día se siente mal, debe hacer un cambio, no dejar que las cosas externas le indiquen cómo se debe sentir porque con Dios todos los días se puede vivir bien.
Este cambio que debe hacer es producto de darle lugar a la Palabra de Dios en su vida diaria, asistir a la iglesia y practicar lo que aprende con fe. Todo lo que va recibiendo y aplicando en su vida se irá canalizando en su matrimonio, en la relación con sus afectos, en el área laboral, en su situación económica, y en cada aspecto de su vida.
La Palabra de Dios nos enseña en 2 Corintios 3:18 que a través de su Espíritu Santo, Él nos va transformando de gloria en gloria. Él no nos quiere dando vueltas en un desierto, o un día festejando y al otro día deprimidos. Su Palabra NO dice que Él nos va transformar llevándonos de pozo en pozo, ni de caída en caída. Dice que Él nos quiere siempre bendecidos, cada vez mejor, de gloria en gloria. Para que esto sea real en su vida, usted debe tomar su lugar en el pacto de la bendición de Dios.
La gloria es la presencia manifestada en su vida para estar cada vez mejor, e ir a nuevos niveles de manifestaciones sobrenaturales. Usted puede permanecer en la plenitud de Dios y debe ir removiendo de su vida algunas cosas que están impidiendo su avance a un nivel mayor de gloria. Dios lo ha elegido para manifestarse en este mundo a través suyo llevando sanidad, sabiduría y salvación.
Oración: Padre te doy gracias porque tu Espíritu Santo habita dentro mío, y es su poder el que me va transformando para que tu gloria sea manifestada a través de mi vida, estoy preparando el camino para llevar salvación, sanidad y sabiduría aplicando la fe en tu Palabra, en el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.