Las leyes de la vida espiritual

22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Romanos 7:22-23
Todas las experiencias humanas, tienen una conexión con el mundo Espiritual. Para tener éxito en lo que Dios nos ha llamado hacer, es el hombre espiritual el que debe tomar el control y no nuestro hombre natural. Para poner más claro este concepto podemos decir que si vivimos la vida basada en los principios de Dios le estamos dando lugar al hombre espiritual, si por el contrario, cedemos a todos nuestros deseos y emociones, es el hombre natural el que está al mando y terminaremos cautivos de toda circunstancia.
Debemos crecer en nuestro nivel de conciencia Espiritual, permitiendo esta Revelación Divina, e ir tomando decisiones basadas en ella. Si hay heridas del pasado que están siempre volviendo a su memoria, ellas lo frenarán si no toma la decisión de aceptar la realidad de que usted es una nueva persona en Cristo y que las cosas viejas pasaron y ahora todas han sido hechas nuevas! Deje que el hombre espiritual gobierne. Permita que la verdad espiritual cambie su circunstancia natural. Deléitese en la ley de Dios y aplique los principios que lo ayudarán a alcanzar los Propósitos del Padre: una vida gloriosa, la vida de un heredero, victorioso.
Si a la inversa, usted permite que las impresiones naturales en su mente de “no puedo”, “es difícil” permanezcan, ellas detendrán su crecimiento y usted realmente no podrá!
Por eso es tan importante desarrollar el hombre interior sobre el natural.
Cómo? Alimentando su relación con Dios. Cuando usted se conecta con Dios, medita en su palabra y decide aplicar sus principios, usted afectará el mundo natural.
Las leyes naturales, deben someterse a las Espirituales. Los Principios funcionan y nosotros debemos aprender a hacerlos funcionar a nuestro favor.
Oración: Padre, entiendo por tu palabra que mi situación presente no es la que controla mi vida. Hoy decido que es mi espíritu el que va a empezar a gobernar basado en tus principios. En ti siempre tengo la victoria y esto que hoy está en mi espíritu afectará par bien mi mundo natural. Gracias. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.